Argentina desplegó dos nuevos refugios para hacer Ciencia en la Antártida

Los materiales fueron desplegados por el rompehielos “Almirante Irízar” en la isla Vega y en la isla Cerro Nevado, para potenciar la tarea de los investigadores que trabajan en esa área del norte de la Península Antártica.

Durante dos jornadas, domingo y lunes, a bordo del Rompehielos ARA “Almirante Irízar” se trabajó en la logística, para el traslado a bordo de los helicópteros Sea King, de las estructuras y todos los elementos necesarios para la instalación de dos refugios al noreste de la península antártica, uno destinado a isla Vega y el otro a la isla Cerro Nevado, ambos próximos a la Base Antártica Conjunta Marambio.

“El refugio de Isla Vega corresponde a un punto donde el Instituto Antártico Argentino desarrolla tareas, de forma anual, relacionadas a uno de los proyectos científicos que es el campamento de glaciología”, señaló el licenciado Diego Rafael Gómez Izquierdo, jefe científico embarcado de la Dirección Nacional del Antártico (DNA).

Este proyecto está enmarcado en el Impacto de los cambios climáticos recientes en los glaciares de la Península Antártica, cuyo fin es determinar el balance de masa y los cambios dinámicos en esos glaciares y monitorear la respuesta dinámica frente a los efectos del cambio climático.

En este caso, se realizan, por ejemplo, mediciones de balance de masa y dinámica en el Glaciar Bahía del Diablo, ubicado en isla Vega.

Mientras que a la isla Cerro Nevado corresponde un proyecto de biología acerca del monitoreo de la colonia más septentrional de pingüinos emperadores. “Es una tarea que se viene realizando ya hace muchos años”, señaló el licenciado Gómez Izquierdo.

La biología trófica de aves antárticas con efectos evidentes del calentamiento global, engloba al proyecto específico Emperador Cerro Nevado, que apunta al estudio integral de las variaciones de diversos parámetros poblacionales de esta especie de ave expuesta a diferentes condiciones locales, analizando su respuesta frente a los cambios observados en esta área de la Península Antártica, donde se registraron las señales más claras de calentamiento global.